Para un niño o una niña (desde el 1° año hasta el 3° año), jugar es mucho más que un pasatiempo, porque el juego pone su cerebro en funcionamiento de manera divertida.
Ahora ya son capaces de ponerse sus propias metas y de persistir hasta alcanzarlas, experimentando por ello una satisfacción particular.
Disfrutan imitando lo que hacen los demás, que es una manera muy buena de aprender muchas cosas.
Durante el segundo año de vida aparece el juego simbólico. ¡Muy buena noticia!: indica que el desarrollo de los niños marcha muy bien y que ya pueden imaginar.
Pocos meses después de poder empezar a jugar al «como si», también pueden comparar objetos y disfrutar organizándolos de acuerdo con algún criterio de forma, color o uso que solo ellos saben.
Una vez que su imaginación despertó, empiezan a poder «inventar»; un palito podrá ser una cuchara y una hoja de árbol un avión.
Bibliografía: ¿Mucho, poquito o nada? guía sobre pautas de crianza para niños y niñas de 0 a 5 años de edad – UNICEF.