Casi todos los movimientos del recién nacido son actos reflejo, es decir, automáticos e involuntarios. No puede sostener cosas por si mismo de manera intencional: agarra los objetos que le pones en sus manos por reflejo de presión con el que nace. Pero igualmente puedes estimularlo desde su nacimiento con delicadeza y despertando sus sensibilidad poco a poco, el momento ideal para hacerlo será cuando lo alimentes o lo bañes.
Para empezar a estimularlo puedes intentar masajearle suavemente el cuerpo, ponerle uno de tus dedos en su manita para que lo apriete, susurrarle palabras tiernas, sonreirle, mirarlo a los ojos, acariciar su cuerpo, tocar sus manos y su carita, etc.
Durante los primeros meses lo bebés son sumamente dependientes, por lo que una adecuada estimulación es fundamental para maximizar sus potencialidades. Un bebé no estimulado será, un bebé con dificultades para adaptarse a su medio ambiente y, en consecuencia, su buen desarrollo se verá amenazado.
Bibliografía: Guía completa para el cuidado del recién nacido 0 a 3 meses – UNICEF